¿Acogida animal o engaño animal?
Entérate, no todas las protectoras tienen el mismo objetivo. Hay quienes se aprovechan de tu empatía.
DENUNCIAS
7/17/20258 min read
Justicia animal siempre
Antes de que empieces a leer estas líneas, debes saber que esta historia empieza en 2023. Intentaremos exponer los hechos de manera ordenada para que no te pierdas nada. Pero te avisamos, es tal la cantidad de datos y errores por parte de las diferentes administraciones que parece la trama de Juego de tronos. Esta no es más que la introducción al caso, por lo que tras leerla te invitamos a continuar siguiendo esta historia de investigación y justicia.
No todas somos iguales
Hemos pasado mucho tiempo en silencio, recopilando información y esperando justicia. Desgraciadamente hay algunos que no quieren ver. Nosotras somos de las que piensan que si hay muchos indicios sobre algo, no es porque sea una casualidad. Por lo tanto, si la Asociación Canina de Leganés (ACL) o Acogida Animal (AA), cuyo presidente es Juan Carlos Sanchez-Aranzueque Tabasco actúa con irregularidades es porque alguien no hace su trabajo y mira para otro lado, y porque a lo mejor estas asociaciones no tienen la finalidad que dicen tener.
Pero, ya sabes, no todo en el campo es orégano y en el mundo animalista no todas somos iguales.
La inmensa mayoría de Asociaciones y Protectoras de Animales hacen un trabajo titánico e imprescindible para la sociedad. Las administraciones no suelen tener recursos, capacidad o interés suficiente para atender a los animales, a pesar de estar obligadas, al menos en Madrid. De hecho, estas obligaciones se ampliaron a toda España con la nueva Ley nacional. Nosotras tenemos suerte porque en Fuenlabrada las cosas no van tan mal como en otros municipios. Pero siempre se puede mejorar, ¿verdad?
Los ingresos principales de las Asociaciones, más del 70 %, proviene de las cuotas de sus socias, donaciones y el trabajo incansable de sus voluntarias, a través de eventos, sorteos y demás recursos. Y ya solo los gastos veterinarios y de alimentación suelen alcanzar miles de euros. Casi ninguna sobrevive —y mucho menos se lucra— gracias a las subvenciones; eso ocurre únicamente de manera excepcional. Para colomo, para acceder a ese apoyo económico «oficial», debemos rellenar montañas de papeleo, cumplir requisitos interminables y justificar hasta el aire que respiramos, todo en aras de evitar posibles fraudes.
La cantidad de dinero que la administración destina a la protección animal es, seamos claras, irrisoria si la comparamos con las cantidades que alegremente se destinan a actividades humanas, sean éstas servicios imprescindibles o meras ociosidades. Y no olvidemos que ese dinero no beneficia solo a los animales, sino que también repercute en mujeres y hombres que realizamos una labor altruista que mejora la ciudad entera. Esa inversión, aunque mínima, repercute en todos los vecindarios. Porque cuando las colonias felinas están descontroladas, las molestias aparecen en colegios, centros de salud, parroquias, jardines, chalés, bajos y naves industriales. Molestias que, curiosamente, desaparecen gracias al CER (captura, esterilización y retorno) y a la retirada de felinos sociables para adopción.
En Fuenlabrada, se destinan entre 450.000 € y 1.000.000 € a subvenciones anuales, muchas de ellas mediante convenios o nominaciones directas, de entre un 70 % y un 80 %, que, cómo no, solo benefician a una parte muy reducida de la ciudad. Y aparte, se invierten millones de euros en contratos para reformas, materiales, fiestas y otros entretenimientos. Pongamos ejemplos: un concierto de dos horas, unos 60.000 €; tauromaquia, tres días al año, más de 300.000 €. Mientras tanto, en protección animal apenas se presupuestan 15.000 € anuales, a repartir entre todas las entidades que se presenten.
Otro dato importante: la gestión de colonias en Fuenlabrada —y no todas— supone más de 30.000 € de gasto anual a una sola entidad, cuyos voluntariados, huelga decirlo, no cobramos ni un céntimo a pesar de estar trabajando sin descanso durante todo el año.
Nosotras mismas hemos formado parte de la asociación encargada del CER de la ciudad durante cuatro años, y no es ningún secreto. Entramos para ayudar a los animales, pero también a las gestoras, que ponen —y siguen poniendo— su tiempo, esfuerzo, salud, dinero y hasta sus casas, recibiendo a cambio muy poca ayuda. Jamás hemos tenido intereses personales. Ayudábamos en toda la ciudad, aunque por desgracia nunca se llega a todas partes. Quien quiera más información, puede preguntarnos sin problema.
Por otro lado, ahora que lees estas parrafadas, ya habremos denunciado todo esto en un juzgado. Sin embargo, la dificultad para conseguir ciertas pruebas, la opacidad de AA/ACL, y la lentitud y el coste que conlleva intentar hacer justicia nos llevan a considerar más útil exponer la situación ante la opinión pública. Porque estamos seguras de que muchas socias, voluntarias, donantes y seguidoras desconocen qué hacían o dejaban de hacer sus responsables.
Sabemos con bastante certeza que AA/ACL sacará un comunicado para desmentir cualquier presunta irregularidad, y que intentarán intimidarnos con amenazas de denuncias, ya lo han hecho en otras ocasiones. Quizás también traten de destruir nuestra credibilidad y atacar a nuestras personas. No tenemos miedo. Hacemos esto por conciencia y por justicia. Lo único que obtendremos son disgustos, pero sentimos la obligación moral de intentar frenar esta lamentable situación.
Y sí, sabemos que mucha gente cree que los «trapos sucios» deben quedarse en lo privado. Lo entendemos, aunque no siempre lo compartimos. Estamos hablando de cientos de personas afectadas, de una o quizá dos administraciones presuntamente engañadas y de dinero público mal invertido. Y creemos que todas y todos tenemos derecho a una explicación. Nos debería quedar claro ya que la mala imagen la genera quien actúa mal, no quien lo denuncia.
Quién es quién
La Asociación Canina de Leganés (ACL) lleva alrededor de diez años funcionando principalmente en Leganés, centrada en perros y en el Centro de Protección Animal municipal. Su presidente creó posteriormente “Acogida Animal” (AA). Sobre el papel parecen dos entidades diferentes, pero en la práctica comparten estatutos, socias y voluntarias.
Gracias a esta duplicidad lograron firmar un convenio con la Concejalía de Salud de Fuenlabrada —curiosamente, un documento casi idéntico al firmado en Leganés seis años antes y que en Fuenlabrada apenas duró un año—. Así consiguieron acceso a voluntariado en el CPA y, además, pudieron presentarse a las subvenciones competitivas de protección animal de este municipio.
AA se registró en Fuenlabrada en septiembre de 2019 y, casualmente, la primera convocatoria de subvenciones salió a principios de 2020.
Subvenciones: prioridades sospechosas
En la primera reunión informativa con asociaciones, lo primero que AA pidió fue… un ordenador. Nada de pienso, medicamentos o gastos veterinarios, como hacen habitualmente otras asociaciones. Un ordenador.
Desde entonces, junto con la principal asociación de colonias felinas, se han presentado a las convocatorias. Las bases premiaban actividades, programas y adopciones locales, pero con criterios discutibles: al principio se valoraba igual una actividad de un día que una de un año, y el CER ni aparecía, pese a estar en el Plan Estratégico de Subvenciones 2021-23.
Aun así, AA obtuvo puntuaciones muy altas, presuntamente gracias a exageraciones, manipulaciones o directamente engaños. Mientras tanto, a la asociación de colonias en 2020 y 2021 se le dejaron fuera actividades importantes y duraciones que ya deberían contar.
¿Y por qué no se reclamó? Porque el desglose detallado de puntuaciones se obtuvo casi dos años después, tras insistir y solicitar información repetidamente sin respuesta.
El mito de las «100 voluntarias»
Desde el primer año, ACL afirmó tener más de cien voluntarias en Fuenlabrada. Quien conozca el mundo asociativo sabe lo increíblemente difícil que resulta reunir siquiera a diez personas constantes.
La realidad: en Fuenlabrada, entre tres y seis voluntarias activas en el CPA o en eventos. En “Fuenlanimal”, su feria de adopción, llegaron a reunir unas veinte personas… pero porque vinieron de Leganés. Allí sí tienen unas treinta o treinta y cinco activas de vez en cuando. El resto son “fantasmas”: nombres en un grupo que se eliminan y renuevan periódicamente para mantener las cifras infladas.
Ejemplo revelador: cuando la Concejalía de Salud pidió voluntariado para tres visitas escolares al CPA, AA no presentó a nadie. Ni una sola persona de esas supuestas cien.
Casas de acogida y adopciones: cifras infladas
En sus memorias para subvenciones, AA asegura tener más de veinte casas de acogida y más de veinte adopciones al año. Los números reales, a juzgar por sus propias redes sociales, son mucho más modestos: entre cinco y quince animales en difusión, la mayoría procedentes de CPAs u otras asociaciones, y apenas unos pocos a su cargo directo.
En tres años, los casos confirmados suman catorce acogidas y siete adopciones, casi todos perros de Leganés. Y aquí aparece otro problema: si los animales proceden de Leganés, ¿por qué se incluyen en las subvenciones de Fuenlabrada?
-Acogidos: Sonic, Lía, (Pulga), Mulán (acogida, resi, DEP), Hanna, Flufi, Bulma, Tayson, Dobby, Niko, Travis, Kiwi, Sócrates y Nietzsche.
-Adoptados: Niko (sept22), Dobby (ag22), ¿Bulma (ene22)?, Flufi (dic21 o ene22), Hanna (ag 21), y Sonic y Lía en el primer semestre de 2021.
Actividades en Fuenlabrada: ¡¿miles de euros para esto?!
El balance de actividades en la ciudad es muy limitado:
Una feria de adopción (en 2022, solo una tarde, con poca participación).
La Marcha de Santa Claus (que no organizan ellas).
Una charla en un colegio.
Un par de mesas informativas.
Eso y poco más. A la vista está: la relación entre gasto declarado y actividades realizadas no se sostiene.
El contraste: subvenciones nacionales
Mientras otras asociaciones, incluida la nuestra, nos esforzamos por solicitar subvenciones nacionales de la DGDA —limitadas pero transparentes—, AA nunca se ha presentado, pese a haber habido ya dos convocatorias. Sin embargo, en Fuenlabrada han pedido dinero para pasear perros del CPA y mantener una presencia mínima.
¿Resultado? Animales y asociaciones locales, que trabajan durante todo el año y asumen enormes gastos, quedan desatendidas.
El CPA de Leganés: irregularidades estructurales
En el CPA de Leganés la situación es aún más grave. Perros alojados con chip del propio centro aparecen vinculados a ACL, que luego presenta facturas veterinarias a su nombre para justificar subvenciones. La adopción de muchos de estos animales parece gestionarse a través de la asociación y no del CPA, cobrando además una “tasa” de 50 euros por perro.
En el caso de los gatos, también se denuncian irregularidades: reparto opaco de castraciones, ocultación de información y deficiencias en la gestión.
El problema no es nuevo. Hasta 2022 gestionaba Talher SA, una empresa de jardinería con trabajadoras en conflicto laboral. Ahora lo hace Athisa SA, pero las deficiencias persisten: instalaciones minúsculas, cheniles sin zonas exteriores, apenas espacio para gatos. En 2023, sigue siendo indignante.
Fuenlabrada: otra manera de gestionar
Por fortuna, en Fuenlabrada la situación ha sido distinta. Ni la empresa adjudicataria ni la protectora actual del CPA han permitido a AA reproducir su “modelo” ni monopolizar el voluntariado. Intentaron forzar a las gestoras de colonias a figurar como voluntarias de AA, obligándolas además a acudir a eventos, pero no prosperó.
Este contraste demuestra que hay otra forma de trabajar: con más transparencia, menos personalismos y un respeto real por quienes sostienen a diario la protección animal.
Conclusión: transparencia o silencio
Si todo lo aquí expuesto fuera falso, sería sencillo desmentirlo: bastaría con mostrar contratos de acogida y adopción, cuentas claras de ingresos y gastos, y el origen de los animales. Pero no lo hacen.
No denunciamos por afán de protagonismo. Lo hacemos porque la protección animal merece seriedad, transparencia y justicia. Si el dinero público se reparte, que sea proporcional al trabajo realizado y a las necesidades reales, no a base de inflar cifras y aprovechar vacíos legales.
En Leganés urge un cambio profundo en el CPA y en la forma de entender la protección animal. En Fuenlabrada, toca seguir vigilando para que no se repita lo mismo.
La pregunta final es sencilla: ¿queremos asociaciones que trabajen por los animales, o asociaciones que trabajen por sí mismas?
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